El amor es muy caprichoso, y por mucho que escapemos de algunas personas, si tiene que ser, será.
Andrés es l. a. nueva pareja de mi madre, un hombre como Dios manda, el sueño de cualquier mujer, al menos eso ha dicho ella y no se ha equivocado.
Él me había contado cómo period su hijo, porque tenía un sexto sentido y ya veía cosas que nosotros solo nos tomamos como un juego. Óscar como mujeriego y ligón no tenía competencia, eso period de dominio público, su padre me advirtió que me anduviese con mucho cuidado con él, pues sabía que yo no period de esa clase de chicas que él buscaba. Pero a mí también me gustó jugar a “calentarnos mutuamente” con palabras, roces y algunos besos de los considerados de “amigos”.
Porque él es guapo y l. a. tentación fue enorme, como para no caer en ella. Pero a l. a. vez se convirtió en un poco imbécil, porque de llevarnos muy bien pasamos al término de que mi hermanísimo empezó a amargarme l. a. vida y ese Óscar educado, adulador, elegante, siempre con esa sonrisa y los angeles palabra adecuada, muy bueno en su trabajo como abogado, y en muchas otras cosas que podéis imaginaros. Pasó a convertirse en el mismísimo demonio escapado del infierno, sacando de quicio a toda los angeles familia.
A él se le vino grande lo de tener dos hermanas así de repente, con Catia se llevaba genial, porque ella estaba con Lucas y no le llamó l. a. atención, pero conmigo pronto cambió l. a. cosa, yo le hice los angeles puñeta “inconscientemente” en dos ocasiones y los angeles pelota vino de rebote. Porque el niño estaba acostumbrado a ser el ojito derecho del abuelo Fernando y al viejo lo de que su hijo rehiciese su vida tras quedarse viudo, no le gustó mucho, y a Óscar tampoco. Que otra mujer ocupase el sito de su madre, lo entusiasmaba e indignaba a partes iguales.
Lo que más odiaba, period tener que soportar las bromas que los chicos de l. a. fábrica de conservas, esa de los angeles que su padre period propietario en Villagarcía de Arosa, o lo bien que me llevaba con sus amigos de esa localidad. Y menos cómo su padre me trataba igual que si fuese su verdadera hija.
A este hombre lo de compartir “no le mola”, aunque otras cosas sí que las había compartido, como por ejemplo, mujeres en el Dragón de Oro, porque esas eran un número más sin importancia. Su comportamiento imbécil y gilipollas empezó cuando vio que yo podía gustarle a otros hombres y lo demostró amargándole l. a. vida a su padre, abuelo y a mí, haciendo que nuestros enfados afectasen a toda los angeles familia.
La cosa fue a peor, cuando Andrés nos mando a los dos a esa feria de Alimentación a Nápoles. Óscar no se cortó un pelo en demostrar su fastidio con mi presencia y eso me dolió un huevo. Él sabía lo que podía pasar con Enzo Romano y Piero Mancini, en esas fiestas a las que teníamos que acudir, ya que estos dos empresarios italianos, eran el mismo tipo de hombre que period él y mi hermanastro seguía sin querer compartir nada que “le perteneciese”.
Si queréis reíros con nuestras discusiones, que nos han llevado hasta el límite en numerosas ocasiones, porque los angeles paciencia que he tenido con él se merece un premio, este libro puede alegraros el día.